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Yuli, una maestra de la herrería

Villa el Cielo, Villahermosa

Yuli inicio en los talleres con la misión 10 perteneciendo al taller de agroindustrias, ya que como muchos otros profesionistas se encontraba desempleada, y tenía algo de tiempo disponible, ella vio en este taller la oportunidad de aprender algo nuevo. Al paso de los días Yuli se dio cuenta que también se estaba impartiendo otro taller que era el de herrería y le llamo mucho la atención, pero como ya estaba tomando el de agroindustrias no pudo tomar ese taller también. Después de un año tomando el taller de agroindustrias y en el cual participaron en varias demostraciones junto a sus compañeras este finalizo, ella quería continuar aprendiendo, pero se complicó a causa de la pandemia de Covid- 19 la cual afecto a todos a nivel mundial, después de un tiempo ella seguía al pendiente de las actividades de Convivencia, siempre participando y apoyando en lo que se podía.  

Es por esto que ella así como otras de las compañeras que estuvieron en el taller de agroindustrias se enteraron que  Convivencia iba a aperturar nuevos grupos para los talleres de herrería, agroindustrias y emprendimiento de negocios dentro de un programa llamado mujeres libres y emprendedoras, pero como a ella le había llamado mucho la atención el taller de herrería decidió inscribirse en este taller, su familia en un inicio se sorprendió mucho de su decisión ya que le decían que herrería era solo para hombres pero ella no quiso escuchar esos comentarios y siguió adelante (y no se iba  a arrepentir de su decisión),  a la par de haberse inscrito en herrería también continuo con sus estudios, ya que ella ama su profesión como maestra y no pierde las esperanzas de algún día poder dar clases y enseñar a los niños. 

Una vez ya en el taller de herrería y al recibir las primeras clases, Yuli se dio cuenta que no solo era un taller simple y que no solo los hombres podrían aprender, además, de que encontró una forma de ayudar a su familia y de demostrar que todo es posible siempre y cuando tengas las ganas y el ímpetu de aprender, pero sobre todo el amor con el que haces cada pieza. 

 Al día de hoy y después de un año tomando el taller, Yuli continúa aprendiendo herrería y también ya concluyo la maestría que estaba estudiando. 

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