El nado del pez aguja
Rocío vive en la Cerrada Pez Aguja, se dedica a la venta de diversos productos por catálogo, los cuales distribuye con su red de vecinas en Puerto Maya, le agrada sembrar plantas y bordar en tela. Ella recuerda que cuando llegó a vivir a este fraccionamiento le resultaba complicado convivir con el resto de sus vecinos porque “eran muchos en una sola calle”.
Nos cuenta que siempre había algún tema que resolver: agua jabonosa en la calle, fallas en el alumbrado, ruido excesivo, las mascotas sin correa, los coches entrando y saliendo muy rápido, basura que obstruía el drenaje, etc. y nos platica que poco a poco comenzó a tomar la iniciativa.
Por ejemplo, recuerda el día que se fundieron las luminarias se coordinó con sus vecinas para ir a realizar el reporte a la Delegación, para posteriormente turnarse con otros vecinos y dar seguimiento al tema; así lo realizaron hasta que se logró la reparación de las luminarias fundidas.
Antes de tener el grupo de WhatsApp, la forma en la que se reunían era salir y pasar casa por casa para resolver algún tema; acción que realizó aquella vez cuando se cayó la reja al fondo de la cerrada y tuvieron que levantarla, la ocasión en la que fue necesario realizar el mantenimiento del portón o cuando la calle se comenzaba a ver sucia, ella salía e invitaba a los demás vecinos a reunirse.
Posteriormente, se hizo el grupo de WhatsApp de su cerrada y esto facilitó un poco las cosas ya que, era más práctico avisar por este medio sobre las actividades a realizar y los vecinos simplemente salían a la hora que se indicaba.?
Meses después, realizaron su reglamento Interno, lo cual ha permitido que las cosas funcionen un poco mejor ya que, se establecieron horarios para la música, los vecinos avisan con anticipación cuando van a tener reuniones y respetan los horarios que ellos indicaron. Se estableció el último domingo de mes para realizar campañas de limpieza; si alguien no puede participar aporta $20 de multa que se guarda en la caja chica para cuando se requiera, se colocó un bote para el reciclaje de PET y se mantiene siempre cerrado el portón.
Rocío nos comenta que no fue sencillo lograr todo lo que hoy en día tienen en su cerrada, recuerda disgustos entre los vecinos que se oponen a los reglamentos, poca participación al inicio, varios comités conformados y disueltos, e incluso pleitos en la cerrada cuando se realizaban las reuniones, pero está segura de que “solo necesitas que te interese el lugar en el que vives, mucha paciencia y siempre recordarles a los vecinos que tienen que participar porque solos nadie puede hacer nada”.
Ahora a Rocío le llama la atención participar en las actividades que se realizan en la palapa, está pensando la forma de realizar un taller de costura y participar en el taller de huertos. compartiendo con los participantes su experiencia en el cuidado de sus plantas.
Cortes de cabello para todos
La maestra Marisol, vecina del fraccionamiento; además de que...
La chica que busca superarse
Te hablaremos de un grupo de mujeres emprendedoras, que pese a las...
¡Ayúdanos a ayudar!